Las manos agotadas y los rostros cansados. Yanara ya no habla. Coni me dice que no, que ya no le da para otro pegue. Y Fabián quién se llevó "suerte de principiante", intenta una ruta más durita en la zona del plan z, pero en las segunda chapa me dice "estoy puesto.
10 horas antes, estos 3 mosqueteros me estaban recogiendo en mi casa, para su primera experiencia escalando en roca. Luego de 2 meses de clases en el muro de su facultad, lograban hacerse el espacio para probar los bolones, regletas, slopers y agujeros de las chilcas. Ya en la nave, (si porque ni idea que marca de auto me subí, pero era una nave) les dije de lo bello de las chilcas, del problema de la basura, de las hermosas vinchucas y les conté de lo tranquilo que es la escalada, lejos del cubo. Pero no ! Agradecido de no tener dolores de cabeza. Llegamos a km 78, estacionamos a un lado. Llegamos caminando al plan Z, o lo que queda de esta zona, dónde el espino salvador te regalaba sombra, mostraba los signos de mutilación de las retroexcavadoras que hoy ensanchan la autopista. Lo prometido fue a medias, buena escalada, pero acompañado del taladro percutor. Si ese pinche taladro, que por más Zen, que trataba de estar, interrumpía el silbido del viento. MIentras escalaba, pensaba en Gertrudis, un diez plaquero, destruído por la trasnacional que trabaja en la autopista, y que vió varios primeros vuelos, de los alumnos de nuestra escuela. Al caer la tarde, limpieza, descuelgue y armado de la mochila. Nuestros alumnos, primera vez en las chilcas, minimizan el impacto de la contaminación acústica y me dicen que repitamos la experiencia. Pana,
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July 2021
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